Por Jorge Yatim, MSc
La primera semana de diciembre del 2014 ha estado marcada por un sinnúmero de noticias, la mayoría de ellas poco halagüeñas para la delicada situación económica de Venezuela. Tenemos aquella referente a la denuncia de un sindicalista de Empresas Polar, indicando que la empresa esta produciendo mas cerveza que harina de maíz; las constantes referencias a la escasez de gasolina en varias ciudades del país, que han provocado interminables líneas de vehículos a la entrada de estaciones de servicio, la incontrolable escalada del dólar paralelo a niveles sin precedentes, y muchas otras, algunas sin ningún asidero lógico y otras que ponen los pelos de punta.
En particular, la información que hizo entrar el fin de semana con un tinte negativo, es la referente a que la cesta petrolera venezolana retrocedió mas de 6 dólares por barril en tan sólo una semana; esto ha ocasionado declaraciones altamente pesimistas, y algunas hasta amarillistas, de muchos expertos, acerca del futuro económico de la República.
No se pretende negar que la situación económica es muy difícil y continuará así en el futuro previsible, ni tampoco dejar de señalar los desaciertos cometidos por los responsables del establecimiento y la conducción de las políticas económicas nacionales. Pero, en aras de informar adecuadamente al mayor número de personas posible, es absolutamente necesario indicar con certeza las razones de la caída estrepitosa del valor de la cesta petrolera.
Siendo diciembre el último mes del año fiscal en la mayoría de los países, es vital reseñar que todas las empresas del mundo deben regirse por las leyes impositivas de los países donde están registradas, y dichas leyes reflejan consistentemente, en mayor o menor grado, las prácticas comúnmente aceptadas por los gremios que agrupan a esos excelentes profesionales que normalmente llamamos contadores o contables.
La pieza de información vital en este contexto, es la ganancia o pérdida de inventarios, o variación positiva o negativa de los inventarios de toda empresa al final del año fiscal. En caso de ser positiva, la empresa debe pagar un determinado porcentaje de impuestos, y en caso de ser negativa, dicho impuesto no procede.
Por esta razón, durante el mes de diciembre las ventas de hidrocarburos se reducen fuertemente, y ha sido así desde tiempos inmemoriales. Y esto responde a la estrategia corporativa de reducción de la base imponible, lo cual es absolutamente lógico ante los operadores, directores y accionistas de toda empresa: si se paga menos impuestos, más dinero le queda al accionista, que al final, es quien paga los salarios del personal.
Operacionalmente, esto se traduce en que la demanda aparente de hidrocarburos del mes de diciembre es mucho menor que la del resto de los meses del año, mientras que la correspondiente al mes de enero es notablemente superior, particularmente durante las primeras dos semanas. Por lo tanto, en diciembre se producen un número elevado de “rodamiento” de cargamentos, que no es más que el retraso de las exportaciones, precisamente para evitar la posesión de la titularidad de los mismos hasta después del año nuevo.
Esta situación no es exclusiva de Venezuela como nación, sino que se repite en todos los países cuyas economías se sustentan en la exportación de materias primas, sucede en Arabia Saudita, Argelia, Sudáfrica con sus diamantes, India con su arroz Basmati y Centroamérica con sus bananos.
De hecho, no es de sorprender que los Saudíes hayan descontado fuertemente sus exportaciones de crudo a sus destinos principales precisamente en la primera semana de diciembre. Simplemente están ofreciendo un incentivo para que los clientes tomen posesión de esos cargamentos que probablemente serían “rodados” por las razones impositivas referidas anteriormente. Y el nivel de descuento seguramente, debe ser suficiente como para cancelar el incremento impositivo. En nuestro país, a esta acción se le denomina “Una mano lava la otra”.
Por esta razón, la caída del valor de la cesta petrolera venezolana en 6 dólares por barril, no es ninguna sorpresa y tampoco puede asumirse como el oráculo de las cosas que van a pasar en el futuro cercano; simplemente es una manera que ha existido y existe para que los accionistas de nuestros clientes tengan una Feliz Navidad.
Fuente: http://issuu.com/marcofuentes0/docs/rev._maritima_edic_3